lunes, 26 de abril de 2010

Música con ritmo de JMJ


Los voluntarios de la Jornada Mundial de la Juventud pasamos la mayoría del tiempo en la sala de máquinas de este multitudinario evento, construyendo poco a poco y con paciencia, sabiendo que los 16 meses que quedan es, en realidad, muy poco tiempo. De vez en cuando también nos gusta hacernos notar, saltar, gritar e incluso cantar. Es precisamente lo que hicimos el sábado en el gran concierto por Haití organizado por una de las radios musicales líderes en España: Cadena 100.

Los presentadores del espectáculo tuvieron el detalle de advertir de nuestra presencia. Cosa nada difícil, porque íbamos todos colorados y no de vergüenza, que vergüenza no teníamos ninguna, sino de indumentaria. Todos íbamos con las camisetas rojas de voluntarios de la JMJ. Cada ola humana que se hacía en el recinto era más intensa cuando se acercaba nuestra tribuna. A todo esto ayudaba el 'spot' publicitario de JMJ Madrid 2011, que como si se tratara del trailer de una película de acción, acaparaba la atención de los 15.000 asistentes reunidos en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid.

El concierto tuvo sus puntos de emoción: Desde esa reportera audaz que se dejó la piel por una entrevista con Alejandro Sanz hasta la increíble sensación de notar que 15.000 almas se giraban hacia la tribuna en la que estábamos los voluntarios con curiosidad, pasando por el numerito de Nacho Cano, uno de los antiguos integrantes del grupo español ‘Mecano’: ''Espero no cargarme el piano esta noche'', dijo el veterano artista minutos antes de empujar con las dos manos el instrumento que tocó con tanta fruición, que acabó cayendo al suelo para sorpresa de la mayoría. No estaba en el guión, como tampoco lo estaba que el compositor huyera corriendo a los bastidores cual chaval que acaba de romper un jarrón.

Todo sucedió como un partido de fútbol en el que jugaran miles de personas, y como incansables 'speakers' contamos con los locutores más queridos de Cadena 100, que tenían un poder fascinante para atraer la atención de los espectadores y mantenerlos entretenidos.

Fue duro oír a Alejandro Sanz decir adiós cuando terminaba su actuación. La gente quería más. Una noche inolvidable para muchos que, como siempre que se está en buena compañía, se hizo inusualmente corta.

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