Este jueves –en algunos lugares el próximo domingo- celebramos la fiesta de “Corpus”, o sea del Cuerpo y la Sangre de Cristo, la cual, como indica el Papa Benedicto XVI, revive el misterio del Jueves Santo, pero ahora a la luz de la Resurrección.
La institución de la fiesta fue hace varios siglos, debido a un hecho milagroso: un sacerdote dudaba de la presencia real de Cristo en la hostia consagrada; un día de 1263, al estar celebrando la Eucaristía en Bolsena, Italia, tras pronunciar las palabras de la consagración, comenzó a brotar sangre de la hostia consagrada y a gotear sobre el altar. El Papa de entonces, Urbano IV, ordenó una cuidadosa investigación, confirmando el hecho milagroso, por lo cual instituyó la fiesta de Corpus.
Ese hecho milagroso se ha repetido en diferentes lugares y épocas, con signos semejantes, buen número de ellos han tenido lugar en los últimos 20 años.
Esta fiesta nos ayuda a reavivar el milagro de cada Eucaristía: Jesús sigue haciéndose presente realmente en el pan y el vino, que se convierten en su Cuerpo y Sangre. Que no necesitemos ver sangre para poder creer.
Invito a cada sacerdote –e invito a usted a orar por cada sacerdote- para que al celebrar la Eucaristía, en verdad “hagamos esto que Jesús hizo, y lo hagamos en memoria suya”: Actuando en persona de Cristo, como Cuerpo que se entrega y Sangre que se derrama. Que no nos cansemos de celebrar la Eucaristía, como si fuera la primera, la única o la última de nuestra vida.
Invito a su vez a cada fiel cristiano a renovar la centralidad de la fe en Cristo Jesús Eucaristía: A Quien agradecemos, a Quien adoramos, con Quien nos ofrecemos en sacrificio, a Quien recibimos como Pan de vida eterna. Aquella Primera Comunión de nuestra infancia, haya sido el inicio de muchas otras Comuniones, de modo que procuremos estar en constante comunión con Cristo, para dar testimonio de Su Evangelio.
Las muy variadas manifestaciones de fe, gratitud y devoción a Cristo Eucaristía en la historia de los pueblos para la fiesta de Corpus, por ejemplo con procesiones, con alfombras de colores, especialmente con Eucaristías solemnes, sean expresión de que reconocemos a Jesucristo como Camino, Verdad y Vida, para que nuestras familias y nuestros pueblos en Él tengamos vida en abundancia.
+ Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Tehuacán
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