Llegó la primavera, entró el calor y con ellos también la Semana Santa, que por cierto en este año hizo su entrada muy tarde, pues hacía muchos años que no sucedía así. Con la Semana Santa comienzan las vacaciones. Ya podemos imaginar cuanta alegría para los escolares que dejan dos semanas las aulas, los padres de familia estarán pensando qué hacer con los chicos durante el mismo tiempo. Seguramente ya la familia hizo planes para esta semana, muchos tendrán oportunidad de visitar a sus seres queridos, sobre todo quienes no viven cerca de ellos; otros habrán hecho ya su reserva en algún lugar de descanso, con tantas alternativas que hoy se tienen. La mayoría prefiere quedarse en casa en donde con toda seguridad se tiene el mejor descanso, sobre todo para quienes viven en las grandes ciudades, como es el caso de casi todas nuestras diócesis de la Provincia eclesiástica de Tlalnepantla, en donde se utilizan muchas horas para desplazarse de un lugar a otro. Otro tanto pasa con quienes se preparan a recibir a todos los paseantes: hoteles, agencias de viajes, centrales de autobuses, terminales aéreas. Todos hemos tenido la experiencia de unas vacaciones y sabemos muy bien lo que estas significan, pues el fin es descansar, pero, muchas veces las tan ansiadas vacaciones se convierten en verdaderas odiseas. La realidad es que durante este tiempo hay mucho movimiento, tanto de personas como de dinero. Ojalá que para quienes durante este tiempo tomarán su merecido descanso todo vaya conforme a lo planeado. Pero Semana Santa no solo significan vacaciones, pues el centro de este tiempo es la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, es decir el momento central de nuestra fe, en torno al cual se organiza la vida de la Iglesia. Esto quiere decir que nosotros los católicos tenemos que organizar también nuestras vacaciones en torno a este acontecimiento, o mejor dicho, celebrar la semana mayor y también descansar. Puede ser muy justo que quienes no pueden salir en otro tiempo del año a tomar unos días de descanso, lo hagan en estos días, pero sería injusto no tomar en cuenta que también para nosotros estos días son santos y tenemos que buscar momentos para participar en la celebración de la Institución de la Eucaristía del jueves por la tarde, la celebración de la pasión y muerte del Señor que generalmente se celebra por la tarde del viernes y la vigilia pascual del sábado por la noche. La Semana Santa no está peleada con el descanso y las vacaciones. Es verdad que el cuerpo necesita relajarse, tal vez un poco de más reposo, de dormir mejor, de levantarse tarde, de ir a la playa; pero ¿qué le vamos a dar al espíritu? éste no necesita descanso, por el contrario necesita alimentarse y llenarse, para lo cual le hará muy bien que participemos en las reflexiones de la semana santa, las cuales las podemos encontrar en cualquier lugar a donde vayamos de descanso; o bien si nos quedamos en casa. No olvidemos, las vacaciones son para el cuerpo, más no para el espíritu. Bien valdría la pena revisar nuestra vida a la luz del Misterio Pascual, centrado en el mandamiento del amor, la entrega por los demás y la alegría de la resurrección. ¿Porqué no reflexionar, si lo que estamos haciendo de nuestra vida está motivado de amor hacia quienes nos rodean: familia, trabajo y amigos? ¿Si realmente nuestras relaciones son desinteresadas y en ellas buscamos servir a los demás, antes que ser servidos? ¿En lo que hacemos, estamos dando la vida?, o simplemente lo hacemos con indiferencia. Y lo más importante ¿somos hombres y mujeres de esperanza? o fácilmente nos decaemos y nos dejamos vencer. ¿No les parece que podríamos sacarle mucho provecho a estos días? Pues si solamente utilizamos este tiempo para que el cuerpo se dé su descanso y lo que sería peor si lo dejamos que abuse con los excesos, ciertamente que las vacaciones no habrán cumplido con su objetivo y en lugar de retornar con más ganas para seguir nuestra vida diaria, necesitaremos más descanso. Si por el contrario hacemos el esfuerzo para fortalecer nuestro espíritu, aunque vengamos cansados, sacaremos fuerzas para continuar adelante con todo las exigencias de la vida diaria. ¡Ánimo, Cristo ha resucitado, demos vida a nuestros días de descanso! Felices fiestas pascuales, felices vacaciones. + Guillermo Francisco Escobar Galicia Obispo de Teotihuacán
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