Señor Jesús, yo te quiero seguir, como cristiano quiero cargar mi cruz, pero ayúdame a cargarla con alegría.
Se va acercando poco a poco a sus discípulos el camino de la cruz. Cristo quiere hacerse más presente en nuestras vidas y nos deja un instrumento muy importante para crecer en el amor a Dios: la cruz.Pero, ¿por qué asustarse? ¿No fue Cristo el primero que la cargó? Y si fuera signo de tristeza, ¿por qué nos la habría dado? La cruz es el instrumento por el cual Dios nos demuestra su amor, nos fortalece y sana. Es como una medicina que al inicio sabe amarga pero el sabor se transforma dulce cuando pasa y nos fortalece y sana.Jesucristo es el Dios del amor. Gracias, Señor, por el regalo de tu cruz. Yo, como tu discípulo, también la quiero cargar. Aunque al inicio sea difícil, al final el sufrimiento se convierte en amor. Y en mi vida puedo tener cruces como alguna enfermedad, algún familiar que no lleva muy buena vida y me hace sufrir, el trabajo de cada día, mi responsabilidad como estudiante, etc. Pero cada persona tiene una a su tamaño y por lo tanto Dios nos da la fuerza para llevarla.Gracias, Señor, por el regalo de tu cruz, porque sé que no hay cruz sin ti y tú no estás sin la cruz.
En Cuaresma aprendemos a conocer y apreciar la cruz de Jesús y con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.
El color litúrgico de este tiempo es el morado, que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio Pascual.

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