jueves, 12 de mayo de 2011

Los jóvenes mexicanos son menos religiosos


La familia se mantiene como valor fundamental

CIUDAD DE MÉXICO, (ZENIT.org-El Observador).- Para entender la espiritualidad de los jóvenes en su práctica cotidiana y estilo de vida, la fundación "Aquí Estoy", la Universidad Anáhuac y la consultora De la Riva y Asociados presentaron un estudio estadístico sobre los perfiles religiosos de estudiantes de preparatorias (bachillerato) en México. El Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME), lo ha hecho público este miércoles.

El estudio refleja que los jóvenes se perciben como "críticos" e "indiferentes" a la Iglesia en un 73 por ciento frente al 28 por ciento que se considera "cercano".

Al mismo tiempo, la investigación constata un interés por reencontrarse con valores humanos y un rechazo a cuestiones de índole moral como el aborto, la corrupción, la eutanasia y la adopción de menores por parte de parejas del mismo sexo.

El primer estudio fue un análisis etnográfico sobre los discursos que los jóvenes expresan a propósito de sus intereses morales y espirituales, los valores que perciben y los ideales que persiguen en su vida cotidiana.

Este segundo estudio se convirtió en una encuesta cuantitativa para sistematizar un análisis de la juventud mexicana y su vinculación directa o indirecta a la religiosidad, espiritualidad, fe e Iglesia.

Durante la presentación de los resultados de la encuesta. Jorge López González, rector de la Universidad Anáhuac del Sur, adelantó su deseo de que este tipo de instrumento estadístico entre las comunidades juveniles se convierta en parámetro de medición anual para desarrollar estrategias de acción social, pastoral y educativa.

Dios sí, Iglesia poco...

Los datos arrojados por la encuesta describen a una pequeña población juvenil con cercanía a su fe y a su Iglesia (28%), muy comprometida con la promoción de valores humanos y cristianos, con un alta confianza en la familia, Dios, la Virgen, los amigos y la Iglesia. Estos jóvenes aseguraron que frecuentan prácticas religiosas como el rezo diario; creen que la Iglesia católica es sagrada, que la fe es algo mágico y dicen tener inclinación a participar en misiones y en el auxilio de enfermos.

Por su parte, la población de jóvenes indiferentes a la Iglesia (35%) manifestó una gran similitud con los ‘cercanos' en torno a temas como Dios, la Virgen María y hasta en la Iglesia católica, describiéndola como "una institución que nos acerca a Dios", aunque la valora muy por debajo del nivel de confianza que da a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al ejército y hasta el Teletón.

Finalmente, el apartado de jóvenes ‘críticos' (38%) consideró a la Iglesia católica como una institución "aburrida y que acumula riqueza", a la religión católica "como una religión más" y Dios "es algo en que la gente cree". Destaca la poca confianza que manifiesta a toda institución humana pero, paradójicamente, confían más en Dios y la familia.
Prácticas sociales de la religión

El estudio permite analizar algunas respuestas estadísticas de los jóvenes en general como la poca confianza que éstos sienten del gobierno, el presidente, los empresarios, los bancos y los medios de comunicación; pero también sobre la prioridad que los jóvenes dan a la convivencia, la diversión, el trabajo y la educación. También destaca que en cada sector existe una voluntad expresa de participar en la transformación social, ya sea moral, institucional y hasta ambiental.

Llama la atención que al 26 por ciento de los jóvenes encuestados (independientemente del segmento religioso) considera que la caridad es muy importante en su vida.

Ya en el tema de práctica religiosa específica, el estudio revela que la mayoría de los jóvenes asiste a servicios religiosos en ocasiones sociales (bodas, bautismos, XV años con 31%) pero no necesariamente por obligación o compromiso pues el rubro de práctica religiosa alcanza una calificación del 40 por ciento de mucho interés de parte de los jóvenes y las fiestas religiosas el 33 por ciento.

Sin embargo, la tendencia numérica asegura que tanto el segmento ‘crítico' como ‘indiferente' encuentran en expresiones religiosas distintas a la católica (cristianas y otras) un ligero aumento de cercanía pero que su acercamiento a alguna institución religiosa se debe a una inquietud espiritual y religiosa (de la media del 75%).

Iglesia desconocida

En general, la encuesta arroja un panorama en donde los jóvenes valoran positivamente a la Iglesia pues además de ser un espacio de reunión (22%), es un lugar donde se respeta y se fomenta la tradición (18%), finalmente es un sitio donde el joven puede encontrar a Dios (16%). Por otra parte, la mayor crítica a la institución católica es la de calificarla como un negocio donde se acumula el dinero y donde la gente es engañada para obtener su dinero (21%).

Al respecto, los jóvenes encuestados divergen en opiniones donde un gran bloque sugiere que la Iglesia permanezca con sus principios (39%) y otro, que pide una reforma para que se "adapte a los nuevos tiempos" (36%). Con todo, los jóvenes confesaron que para ellos la Iglesia católica prácticamente es ‘desconocida' con casi un 80 por ciento de encuestados que dijeron conocer poco, regular o nada a la institución.

Con todo, la Virgen de Guadalupe se mantuvo en un nivel de 78 por ciento de las preferencias de los jóvenes y el 44 por ciento aseguró llevar alguna imagen de la Morenita consigo. También el Crucifijo, el Rosario y San Judas Tadeo son de la predilección de los jóvenes aunque preferentemente los usan como protección.

Una generación inquieta y necesitada

El estudio (aplicado a 635 jóvenes de preparatorias públicas y privadas de México, Guadalajara y Monterrey) advierte que, aunque la espiritualidad y la religiosidad disminuyen entre la población juvenil, es destacable el nivel de compromiso social y comunitario que persiste en este sector; también, contra varios pronósticos, la alta calificación de los valores humanos y la familia entre los jóvenes por encima de las instituciones formales o la importancia que se le da a la práctica religiosa por encima de la de consumo, habla de una generación inquieta, necesitada de respuestas que pongan en sintonía sus creencias con su estilo de vida.

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